martes, 24 de abril de 2012

El enigma de Las Torres


Fachada de "Las Torres"





Hace años que  en Las Torres de Julián Álvarez al 2300 ocurren sucesos extraños. Llantos, ruidos, mujeres que aparecen y se esfuman en unos edificios que fueron construidos por el gobierno de facto, para personal de las fuerzas armadas. Los vecinos aseguran escuchar lamentos de quienes podrían haber sido torturados durante la dictadura militar.

"Por favor, ayudame", era la frase que Marina escuchaba todas las noches en su habitación. Una chica que arrodillada en el piso y agarrada a la pata de su cama suplicaba, mientras lloraba.

"Mari tuvo que irse de casa porque todas las noches se le aparecía esta mujer que le pedía ayuda", comenta su madre, Elsa, que aún vive en el edificio junto a su esposo y su hijo, Marcos.

Ingreso a Las Torres, donde varios aseguran
haber visto figuras extrañas.
A los 18 años, Marina tomó la decisión de ir a vivir con su abuela. "Ella notaba que cuando se iba a dormir a otra casa no aparecía esta persona, así que decidió irse con su abuela porque no soportaba más", cuenta su mamá.

La historia parece repetirse. "En la misma habitación duerme mi hijo ahora y hace unos meses que le empezó a pasar lo mismo. Escucha todas las noches a la mujer que le pide ayuda llorando", confía  Elsa, que adquirió el departamento a través de un hermano militar.

Es que "Las Torres", como se conoce en el barrio a aquellos tres edificios de 21 pisos ubicados en Julián Álvarez al 2300, comenzaron a construirse hace 36 años. Sin embargo, luego de 18 años se empezaron a entregar los departamentos a quienes habían hecho carrera militar.

La sospecha se presenta entre algunos vecinos. Son torres construidas en plena dictadura, junto a la comisaría 21 y estuvo casi dos décadas "en construcción".

"En frente había un galpón que pertenecía a la Policía, se suponía que lo usaban para lavar sus autos pero ponían la música muy fuerte y al parecer torturaban personas", cuenta Laura, quien también decidió irse del edificio luego de la muerte de sus dos padres.

"No podía mudarme antes porque mis viejos me necesitaban, pero la verdad que no veía la hora de irme. Escuchaba ruidos raros, llantos de mujeres a la noche y sentía que tenía que escapar", admiteLaura, quien luego de haber analizado este fenómeno con varios vecinos, se animó a suponer: "Es llamativo que todos hayamos escuchado algún llanto o ruidos inexplicables. Para mí tiene relación con las cosas que se han hecho acá. Creo que son lamentos de quienes sufrieron en esa época. Supongo que usaron los cimientos como fosa común".

La historia de Verónica también coincide. "Desde que llegué al departamento sentimos fosas raras -afirma-. Se prendían los televisores solos, las luces se apagaban y prendían y hasta se cerraba sola la puerta de mi pieza. Pero las cosas se pusieron más fuertes cuando empecé a sentir presencias. Al principio medio que me confundía, no sabía si era un sueño o realmente me estaban hablando, pero una noche escuché claro el pedido de una chica que pedía por favor que encuentre a su padre, Juan Manuel. No lo podía creer pero cuando escuché otros relatos entendí que algo estaba pasando".

Aunque no sean muchos los que se animen a contarlo, varios vivieron situaciones fuera de lo común.  Incluso los encargados de seguridad que permanecen cada noche alertas de los movimientos en el edifico.

El frente del edificio en Julián Álvarez 2335
Diego asegura haber visto dos chicas que salían y cuando miró el botón rojo para apretarlo y abrir la puerta, se dio cuenta no había nadie. "Las estaba viendo, venían vestidas como para salir. Miré para abajo, levanté la vista y ya no estaban. Salí para ver si habían vuelto para atrás pero no había movimiento", explicó.

"A mi compañero le pasó también. Vio una mujer que se asomaba atrás del árbol y pensó que era alguien que quería joderlo. Después de verla asomarse y esconderse varias veces, salió a ver quién era y no había nadie. Cosas así nos pasan todo el tiempo acá", asegura Diego.

Isabelino es otro guardia que trabajó poco más de un año en las torres. Asegura haber visto "fantasmas": "Yo vi muchas veces unas figuras blancas que no se notaban bien definidas y flotaban en el aire. No llegaba a distinguirlas bien. Parecían fantasmas".

Sucesos extraños que parecen preocupar a algunos, mientras otros se mantienen ajenos. Algunos militares ya ancianos, viven en las torres de Julián Álvarez y, fieles a su costumbre, no quieren hablar del tema. Para ellos, esas suposiciones no tienen sentido porque allí nada sucedió.

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