Fachada de "Las Torres" |
Hace años que en Las
Torres de Julián Álvarez al 2300 ocurren sucesos extraños. Llantos, ruidos,
mujeres que aparecen y se esfuman en unos edificios que fueron construidos por el
gobierno de facto,
para personal de las fuerzas armadas. Los vecinos aseguran escuchar lamentos de quienes podrían haber sido torturados durante la dictadura militar.
"Por favor, ayudame", era la frase que Marina
escuchaba todas las noches en su habitación. Una chica que arrodillada en el
piso y agarrada a la pata de su cama suplicaba, mientras lloraba.
"Mari tuvo que irse de casa porque todas las noches se
le aparecía esta mujer que le pedía ayuda", comenta su madre, Elsa, que
aún vive en el edificio junto a su esposo y su hijo, Marcos.
Ingreso a Las Torres, donde varios aseguran haber visto figuras extrañas. |
A los 18 años, Marina tomó la decisión de ir a vivir con su
abuela. "Ella notaba que cuando se iba a dormir a otra casa no aparecía
esta persona, así que decidió irse con su abuela porque no soportaba más",
cuenta su mamá.
La historia parece repetirse. "En la misma habitación
duerme mi hijo ahora y hace unos meses que le empezó a pasar lo mismo. Escucha
todas las noches a la mujer que le pide ayuda llorando", confía Elsa, que adquirió el departamento a través
de un hermano militar.
Es que "Las Torres", como se conoce en el barrio a
aquellos tres edificios de 21 pisos ubicados en Julián Álvarez al 2300,
comenzaron a construirse hace 36 años. Sin embargo, luego de 18 años se
empezaron a entregar los departamentos a quienes habían hecho carrera militar.
La sospecha se presenta entre algunos vecinos. Son torres
construidas en plena dictadura, junto a la comisaría 21 y estuvo casi dos décadas
"en construcción".
"En frente había un galpón que pertenecía a la Policía,
se suponía que lo usaban para lavar sus autos pero ponían la música muy fuerte
y al parecer torturaban personas", cuenta Laura, quien también decidió
irse del edificio luego de la muerte de sus dos padres.
"No podía mudarme antes porque mis viejos me
necesitaban, pero la verdad que no veía la hora de irme. Escuchaba ruidos
raros, llantos de mujeres a la noche y sentía que tenía que escapar", admiteLaura, quien luego de haber analizado este fenómeno con
varios vecinos, se animó a suponer: "Es llamativo que todos hayamos
escuchado algún llanto o ruidos inexplicables. Para mí tiene relación con las
cosas que se han hecho acá. Creo que son lamentos de quienes sufrieron en esa
época. Supongo que usaron los cimientos como fosa común".
La historia de Verónica también coincide. "Desde que
llegué al departamento sentimos fosas raras -afirma-. Se prendían los
televisores solos, las luces se apagaban y prendían y hasta se cerraba sola la
puerta de mi pieza. Pero las cosas se pusieron más fuertes cuando empecé a
sentir presencias. Al principio medio que me confundía, no sabía si era un
sueño o realmente me estaban hablando, pero una noche escuché claro el pedido
de una chica que pedía por favor que encuentre a su padre, Juan Manuel. No lo
podía creer pero cuando escuché otros relatos entendí que algo estaba
pasando".
Aunque no sean muchos los que se animen a contarlo, varios
vivieron situaciones fuera de lo común.
Incluso los encargados de seguridad que permanecen cada noche alertas de
los movimientos en el edifico.
El frente del edificio en Julián Álvarez 2335 |
Diego asegura haber visto dos chicas que salían y cuando
miró el botón rojo para apretarlo y abrir la puerta, se dio cuenta no había
nadie. "Las estaba viendo, venían vestidas como para salir. Miré para
abajo, levanté la vista y ya no estaban. Salí para ver si habían vuelto para
atrás pero no había movimiento", explicó.
"A mi compañero le pasó también. Vio una mujer que se
asomaba atrás del árbol y pensó que era alguien que quería joderlo. Después de
verla asomarse y esconderse varias veces, salió a ver quién era y no había
nadie. Cosas así nos pasan todo el tiempo acá", asegura Diego.
Isabelino es otro guardia que trabajó poco más de un año en
las torres. Asegura haber visto "fantasmas": "Yo vi muchas veces
unas figuras blancas que no se notaban bien definidas y flotaban en el aire. No
llegaba a distinguirlas bien. Parecían fantasmas".
Sucesos extraños que parecen preocupar a algunos, mientras
otros se mantienen ajenos. Algunos militares ya ancianos, viven en las torres
de Julián Álvarez y, fieles a su costumbre, no quieren hablar del tema. Para
ellos, esas suposiciones no tienen sentido porque allí nada sucedió.
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